lunes, 6 de abril de 2015

Gustos, al fin y al cabo.

Me gusta el frío para dormir acurrucada.
El calor para negar de la ropa.
El viento que revuelve mi falda.
Y el sol dibujando mechas rubias en mi pelo.

Me gusta la música considerablemente alta.
La noche que suene a lluvia.
Los cafés mañaneros con nata.
Y las películas que hagan emocionar.

Me gustan las letras de Leiva.
La sonrisa adictiva de Mario Casas.
La naturalidad de Blanca Suárez.
Y las risas que lleva con sí Yon González.

Pero te contaré una cosa.
Lo que apuesto a que me gustaría de verdad
es simple.

Una noche sin dormir, aunque sea fría.
La ropa perdida por algún rincón.
Con el disco de Leiva resonando en la casa, bien alto.
Y tu y yo,
montándonos una película que me emocione como nunca,
y después de haber probado un café.
Que sí,
que hasta pasaría por alto que no fuera con nata.