jueves, 30 de abril de 2015

[Inserte título]

Trucaste las cartas
y empezó la partida.
No me dejaste ni tiempo para dudar.
Tampoco para echarte de menos.
Tu creaste un juego en el que
ya estaba determinado el ganador.
Pude irme y dejarte sólo.
Total, ya encontrarías a otra jugadora mejor que yo.
Decidí quedarme, arriesgarme,
ir con todo y luego desaparecer.
"Timar al timador", esa era mi técnica.
Todo falló cuando a las canciones
les dio por hablar de ti.
Cuando te colaste en mis sueños
para besarme sin mi consentimiento.
Y hacer que quisiera más.
Claro, ya nunca era suficiente.
Me volví adicta al juego.
Adicta a arriesgar todo en cada mirada.
A abrazarte y cerrar los ojos sobre tu pecho.
Recuerdo incluso de soltar un tímido "te quiero"
y poco después perderlo en tus labios.
Pero tu turno se anticipó,
a mis expectativas al menos.
Pusiste el punto y final a esta miserable partida.
Apostaste con todo
y acabaste con todo.

Y fue tan fugaz.
Tan con tantas prisas.
Que no te he encontrado un mísero título.
Y no esperes un "lo siento", un "perdona" o un "es culpa mía".
Me gusta que estés así,
                                sin titulo.

domingo, 26 de abril de 2015

(Te) Escribo con insonmio.

Y aquí me tienes.
Sin una mísera probabilidad de 
que tú leas esto.
Pero es así, ya que
las gotas en mi ventana,
parecen darme incentivos a ello.

Cuántas veces irán ya,
las que he llorado tu nombre.
Las que me he mentido a mi misma,
ya sabes, eso que llaman "autoconvencerse".

Pero cuántas veces irán ya,
desde que tú no me besaste.
Desde que no me miraste 
con tu mirada. 
                La tuya. 
                    La de siempre.

Pero qué puedo esperar 
de alguien que me enseñó 
el arte de los tópicos 
para acabar con todo.
(Sí, ya sabéis, 
ni siquiera tubo imaginación
para dejarme con originalidad)

Y suena ridículo pensar,
que me tiraba piropos a mi misma,
por que conmigo
eras vago 
hasta para eso.

Y más ridículo es pensar,
que sigo aquí en medio de la noche
cual idiota.
Escribiendote a ti,
al que ahora está de copas.

En fin, Insomnio, 
que no eres tú, sino yo.
Es que he conocido a otra persona
que me hace sufrir 
con más corazón.

Vete y déjame soñar(le)

miércoles, 15 de abril de 2015

Culpable por inocente.

Me declaré culpable
a mi misma.
Sin argumento alguno.
Sin ni siquiera testigos.

Me he dado cuenta.
Pero, ¿porqué?
Me lo pregunto.
No me respondo.

Me he dado cuenta al fin.
¿Cómo pude besarte
sin haberlo visto antes?
Que improbabilidad tan imposible.

Me he dado cuenta, pero de verdad.
Y ahora lo sé.
Tus ojos me lo mintieron en lejanía.
Pero, y ¿qué?

Esta vez voy ha aceptarlo.
Yo no era la culpable en este juicio impertinente.
Tranquilo, tu tampoco juegas ese papel.

Simplemente fueron los kilómetros.



lunes, 6 de abril de 2015

Gustos, al fin y al cabo.

Me gusta el frío para dormir acurrucada.
El calor para negar de la ropa.
El viento que revuelve mi falda.
Y el sol dibujando mechas rubias en mi pelo.

Me gusta la música considerablemente alta.
La noche que suene a lluvia.
Los cafés mañaneros con nata.
Y las películas que hagan emocionar.

Me gustan las letras de Leiva.
La sonrisa adictiva de Mario Casas.
La naturalidad de Blanca Suárez.
Y las risas que lleva con sí Yon González.

Pero te contaré una cosa.
Lo que apuesto a que me gustaría de verdad
es simple.

Una noche sin dormir, aunque sea fría.
La ropa perdida por algún rincón.
Con el disco de Leiva resonando en la casa, bien alto.
Y tu y yo,
montándonos una película que me emocione como nunca,
y después de haber probado un café.
Que sí,
que hasta pasaría por alto que no fuera con nata.