Cuando era pequeña, mi abuelo me decía: ''si el toro no sufre''. No, claro, no sufre. Por eso gotea sangre por sus costados, por eso se queda quieto suplicando con la mirada que no le clave otra cosa de esas, o por eso mira a sus lados buscando un sitio por donde escapar de ese lugar redondo... Mírale, será por eso que cae al suelo.
Lo más triste es que ese toro ya no podrá correr más por el prado, y morirá con el último recuerdo de ese dolor insoportable entrándole por la nuca.
Y todavía hay gente que tiene los cojones de llamarlo arte. Y lo ve bonito y pagan por ello. Y le lees un poema o le invitas al teatro y te miran raro, como si estuvieras diciendo un disparate. Y todavía me parece irónico que las plazas de toros se llenen, y los teatros y cines queden vacíos.
Pues no, no he encontrado la lógica a esta sociedad.
"Ya el público gritaba, celebrando que el toro ya había caído al suelo, y mientras se desangraba, un activista se cuela e ingresa a la arena para sorpresa de muchos, a abrazar al toro caído, como si la culpa recayera sobre él y le estuviera pidiendo perdón, en su piel dos palabras resaltaban “STOP TORTURA”"