jueves, 28 de julio de 2016

Carreteras, puede.

Iba en el coche,
hace un par de noches,
y lo entendí.

Pensad en dos carreteras,
(dondequiera que sea,
en cualquier lugar del mundo)
totalmente independientes.
Ninguna sabe de la existencia de la otra; de hecho, son opuestas.

Perfecto, ahora
pensad en una curva inesperada
en una de esas carreteras.
Ocurre de repente, y
se encuentra de cara con la otra.
Así es, que se unen.
Sin pensar en dónde llevaran a todos esos coches
que las surcan.

Pasan los kilómetros y,
bueno, parece que funciona.
Soportan el lluvioso invierno
y el abrumador verano;
son una sola carretera
con direcciones distintas,
pero una.

Es entonces cuando
se empiezan a separar.
Ninguna se lo está creyendo,
en verdad.
Claro, tarde o temprano,
se volverán a unir, ¿no?
Pero no es así;
se distancian tanto
que cada una lleva a un país distinto.
Cuando se quieren dar cuenta,
cuando levantan la vista,                           ya no hay nada.

Obviamente, seguirán recorriendo km,             llegarán a nuevos países,                              y reirán de nuevo, sin pensar                                        en aquella carretera.



[Cada uno que lo aplique a lo que quiera. Yo, ya lo entendí todo]


martes, 19 de julio de 2016

Eres recuerdos borrosos (y duele).

Sí que a ratos te odio,
y otros te echo de menos.
A ratos te recuerdo (con o sin dolor),
y otros ni quiero pensarte.

Odio que tus recuerdos
se transformen en dolor,
en líos extravagantes en mi cerebro,
o incluso en lágrimas tristes.

Y no me gusta que me pregunten por ti; es como..
obligarme a rebuscar
en los recuerdos de esa sonrisa rebelde e imborrable.

Si te lloro
que sea por efectos del alcohol (como hace poco).