martes, 30 de mayo de 2017

A ti, profe.

''La vida es más que un examen''
Juanfran.


Sé que este no va a ser un texto diferente a los muchos que ya te han escrito, y todos te los mereces. Pero este es el mío. No lo voy a publicar porque sé que no lo vas a leer; así de real, así de triste. Escribo esto en el tren de camino a casa, hoy en la universidad no he podido parar de recordarte. Prometo que no miento en nada de lo que a continuación digo.

Al empezar el curso, rezaba por no tenerte como profesor, ahora doy las gracias. Lo único que de ti se escuchaba era lo duro que eras en clase y los suspensos que me esperaban, aunque cierto es que alguno decía que eras majo. El primer día que entraste por la puerta lo hiciste también diferente, como todos los demás. Con rostro impasible te presentaste, ''lo hice para daros miedo'' aceptaste tiempo después. Amenazando con la dificultad, los suspensos y los días que nos quedaban hasta selectividad (que si recuerdo bien eran doscientos y pico). Nos diste miedo, lo admito. Tanto que ese día, al llegar a casa, le conté a mi madre lo que me esperaba con las mismas palabras que lo habías hecho tú. Y ella también se asustó, ahora también llora tu pérdida.
El segundo día contigo eras el mismo pero no lo parecías. ''Hola, hola'' dijiste entrando con energía, después dejaste tu maletín en la mesa y mirándonos exclamaste que si no íbamos a subir las persianas ''¡Hace un día genial!''. Y tú mismo las subiste con una sonrisa.
Al principio parecía que nos hablaras en chino, ruso o alemán. Pero a medida que pasaban los días, me iba interesando más por la Filosofía. Siempre era igual, sin ser monótono: entrabas enérgico con tu ''¡Hola hola!'', dejabas el maletín y nos mirabas sonriendo; y luego la frase ''Chicos...las persianas''. Los días que tocaba Filosofía nunca sabíamos por dónde ibas a salir; como aquel en que nos explicaste el temario subiendo una silla a la mesa y exclamabas con voz enfática ''¿Qué veis?''. Así, cada día nos recordabas la cuenta atrás hasta final de curso; 178, 63, 21, tic tac, tic tac... La mejor descripción de amor odio que jamás veréis. Porque creo que pude aprobar dos exámenes escasos en todo el curso, con la disyuntiva de que nadie nunca me ha hecho aprender tanto. Recuerdo a mi hermana preguntándome ''Pero ¿por qué te cae bien?'' y yo tal que... ''es genial''.
La pasión se te veía en los ojos. ''Sí, pero ¿porqué?'', nos hacías pensar y no todos los profesores pueden decir lo mismo. Ejemplo de profesor, amigo y persona, aceptabas tus errores y creías en nosotros. Ni un profesor hasta ese momento me dijo a la cara ''tú puedes hacerlo, pero tienes que creer en ti primero, tienes que visualizarlo'', tú lo hiciste. Me encantaba oírte hablar de tu mujer porque se te iluminaban los ojos y la sonrisa, ''cómo la quiere'' pensábamos todos y yo soñaba con que alguien me quisiera así alguna vez en mi vida. Un día me dijiste ''tienes la virtud del silencio''; por ese tiempo no lo entendí pero poco después me di cuenta. Gracias por verme con tus ojos, Juanfran, puedo decir que me enseñaste entre muchas cosas a valorarme. Todo esto ha sido como un golpe en el alma, bien lo han sabido mis lágrimas. Pero si algo sé, es que nunca habrías querido vernos tristes por ti. Me quedo con tu recuerdo y sonrisa, es por eso que hoy no puedo ir a verte.

En mi sigues dando clase.



jueves, 18 de mayo de 2017

Porque sí

"Te quiero pero no te necesito, 
no confundamos términos".
 Para siempre - Sule B


Si algo, aunque poco, he aprendido
es a vivir sabiendo que nadie es eterno.
A no encariñarme demasiado;
eso lo aprendí cuando te fuiste y a ti
sí te cogí cariño, yo inexperta de mis adentros.

Quién dice que algo roto no pueda volverse a romper
en cachitos más pequeños y menudos; pero,
como todas las cicatrices, significan vida tras de sí.
Por eso ahora miro a los ojos cuando hablo,
camino con prisas por que el tiempo se pasa -y siempre llego tarde-,
y escribo pensando que ahora soy más yo.

Que la felicidad depende de ti y no de nadie,
eso lo hemos escuchado mil veces
pero hasta que no lo pruebas no lo sabes.
Así aprendí a sonreír a mi reflejo en cualquier charco o espejo.

El sentirse bien contigo mismo
es una especie de droga; que pruebas
y no quieres dejar.

*"A ti" sois todos los que os fuisteis porque sí.