Vuelve a mirarme el culo de esa manera,
haciendo imaginable tus pensamientos,
y te juro que lo que pase
no constará en apta para nadie que no sean nuestros ojos.
Vuelve a agarrarme la garganta con esa autoridad,
mientras la piel arde en deseo,
y te juro que este juicio
va a llegar a ser ilegal.
Vuelve a arañar mi cintura,
con esos dedos impacientes,
y te juro que reescribiremos de La Constitución
lo que llaman legal o no.
Vuelve a morderme la clavícula,
con esas ganas de comerme entera,
y te juro que vamos a tener que escondernos
de la policía entre otras sábanas.
Vuelve a lamer cada hueco de mi pecho,
con tu maldita lengua,
y te juro que al final
vamos a acabar
en tu cama
con cadena
perpetua.